Relato " EL Naufragio del Arethusa" de Charles Wood


!!Me han llegado por fin mis materiales desde Boston para trabajar !!. A pesar del pésimo clima, y la inmensa marejada que azota en estos momentos la costa de Valparaíso, con gran arrojo y pericia, la fragata norteamericana Macedonia, a podido recalar y uno de mis ex compañeros me ha entregado el baúl con los materiales, y además me han conseguido en Boston, unos frascos de óleos, técnica y material que no ocupo regularmente desde hace años por lo difícil que se me hace conseguirlos en estas lejanas tierras.
En todos los trabajos que me han encomendado los Comandantes del Ejército Libertario del Perú, he tenido que aplicar algunas técnicas indígenas del alto Perú, y otras que aprendí en la lejana Burslem, cuando pintaba cerámicas, con raíces, frutos y tierras, además de seleccionados tizones de los fogones y hogueras, de lo contrario, estaría de brazos cruzados en esta joven república.
La mayoría de las naves ya se alejan de la costa para capear la tormenta que se avecina,……. este movimiento de naves en el puerto y lo borrascoso de las nubes será una gran fuente de inspiración……...trataré de situarme en la zona llamada por los lugareños como la “Cueva del Chivato”, un boquerón de roca que al entrar las olas del mar con fuerza causan un ruido que los inocentes e ignorantes creen que es el mismo diablo el que se queja desde dentro de la cueva.
La aún obligada convalecencia que debo guardar por consejo del médico, con ocasión de la enfermedad pulmonar que contraje, seguramente por las incontables frías noches durmiendo bajo la lluvia, en los senderos de la frontera de Arauco, levantando planos estratégicos, no me permitirán estar mucho rato a la intemperie, por lo que solo llevaré carboncillos y lápices para levantar un “sketch”, luego veremos que resulta.
Me siento además algo melancólico y no he dejado de acordarme de esa agraciada señorita chilena llamada Dolores de Arellano y Chacón, que tuve la suerte de conocer, con ocasión de que su padre me acogiera en su hacienda en San Fernando, para bajar mi fiebre y absoluto desgano. Sus “Turkey Soup” o cazuelas de pava, que de sus propias manos tuve la dicha de probar me salvaron la vida. Espero ver sus dulces ojos otra vez.
Me haré acompañar por el joven Thomas Sutcliffe, hijo mayor de mi colega dibujante pintor y compañero de armas en la reciente independencia del Perú, chico que ha manifestado clara vocación como la de su padre, quien debiera enseñarle por cierto, sin embargo creo que el estilo militar y autoritario del Coronel Sutcliffe cohíbe y choca con la sensibilidad del muchacho, pues entonces para mi será un agrado y una compañía.
Well! Are you ready Tommy? I’m ready uncle Charles.... Ok! entonces caminaremos unas leguas hacia la zona de la “Cueva del Chivato” y ahí veremos que podemos dibujar tu y yo muchacho…. le dije…. me di cuenta que cuando mencioné la “Cueva del Chivato”, Tommy abrió los ojos con asombro y lo noté algo nervioso… Are you worried about the devil cave boy? Ja Ja Ja.. Are you superstitious like “los huasos” who light dozens of candles lights and pray into the natural hole?............. Come on!! Thommy the devil do not live in a cave!!!... It have a big castle in;l England ! 
Le dije eso y me encontró razón, “siendo tan poderoso y temible el diablo, no podría tener menos comodidades que nosotros” comento…. Good Boy!
A no menos de 2 leguas de distancia de la zona donde nos instalaríamos con el pequeño Sutcliffe, observé un tumulto de personas que corrían en la misma dirección nuestra y gritaban “la Arethusa!! la Arethusa a cortado amarras y las olas la envuelven contra las rocas”!!! Hay tripulantes atrapados….!! “Bueno, apuremos algo el paso muchacho”!! le dije a Thommy, “a esa fragata de la corona norteamericana no se la puede tragar el mar sin que no ayudemos en algo no crees hijo?” sin embargo no podía correr alocadamente ya que como siempre acostumbro a vestir de uniforme de parada Inglés y con sable de oficial a la siniestra… no se vería muy decorosa mi carrera por sobre las rocas. Lamentablemente además decidimos no desplazarnos a caballo por esta ves, porque mi fiel amigo “The Iron Rib” está muy flaco y lo he dejado comiendo heno fresco en los pastizales de las vertientes naturales del Cerro Artillería. Ya tiene 2 campañas en el lomo….Lima y Arauco. Debe descansar..., y yo ejercitar y fortalecer mis pulmones convalecientes. 
Ya en una cómoda posición Tommy y yo nos dimos cuenta que no había nada que nuestras manos pudieran hacer por esos desdichados marineros, sin embargo habían tripulantes clamando auxilio y era difícil no tomar acciones de rescate. Las más impresionantes habilidades para el manejo de una cuerda que jamás vi, las observé en un “huaso” que con gran maestría, casi sin fallar una tirada, “laceaba” cuanto objeto o persona estaba a su alcance, eso le dio esperanzas a algunos tripulantes que aferrados a las garfeas de babor esperaban un momento propicio para lanzarse al agua y nadar sin que una ola los aplaste contra las rocas. Un pobre desgraciado lo intentó y lamentablemente su cabeza se azotó contra las rocas y fue sacado por el huaso bien laceado pero inerte. 
Me impresionó la entereza que para sus 12 años demostró Tommy Sutcliffe, quien observaba sin el mayor pánico la dantesca escena que estaba frente a nuestros ojos…un mar implacable con grandes olas que sacudían a la Fragata Arethusa, algunos marinos salvos, otros ahogados, muchos perdidos y los rostros demacrados de los aún vivos, colgados y aferrados de las cuerdas de la cubierta de la fragata.
Pensé si me pongo a bosquejar ahora con mis carboncillos sobre papel para hacer un borrador de lo que veía, sería a la vista de las victimas y otros acongojados observadores un acto de las más deplorable frialdad, así es que comencé a grabar escenas mentalmente, las maderas y amarras del puente de mando de la fragata, su mástil, su cabina de Popa, hermosa por cierto…..los marinos entumidos y victimizados, y por sobre todo a ese huaso héroe que con su lazo hacía que todos tuviéramos esperanzas de que se pudiesen salvar más vidas. Mi mente tiene memorizada toda la experiencia, al igual como lo hacía en la Sierra Peruana detrás de las líneas enemigas donde en una mano sostenía las riendas de mi compañero “Iron Rib” el que a pesar de que no se asustaba con las balas ni estruendos de los cañones, y siempre se quedaba esperándome, no podía darme el lujo de que se fuera por alguna desgraciada razón y me dejara secarme en el desierto peruano; y en la otra mano mi vieja pistola de cubierta, que es esencial para combatir un motín o un sorpresivo abordaje, y de igual manera en la lucha de cuerpo a cuerpo o en un ataque a discreción de la infantería. Luego llegaba a mi campamento y en solitario plasmaba lo que había visto horas y hasta a veces varios días atrás, quedando personalmente impresionado de cómo podía hacerlo con tantos detalles…pero bueno este era mi don que el supremo creador me había dado, y yo debía sacarle provecho en estas jóvenes repúblicas que tan pobres tuvieron los españoles en mantenerlas, por ello me he quedado y ofrecido mis servicios a la causa……
Seguí por unos minutos en el silencio más incorruptible, grabando escenas del naufragio, sin darme cuenta que Tommy se había separado de mi lado y ya no lo tenía a la vista. Miré hacía todos los puntos cardinales y fue en vano, comenzando a darme una sensación de pánico por no tener al muchacho a la vista. Por ello di unos saltos más a mi derecha, tratando de escalar a las rocas que estaban por encima de la cueva y por donde se ven unas fumarolas de agua pulverizada producto de la presión de las olas contra el aire del interior de esta, y ahí estaba el muchacho…….. Petrificado……. imaginando quizá que alienantes figuras acopladas a los guturales resoplidos del aliento del chivato……. Thomas! Come here immediately boy!!! Al oír mi voz le costo reponerse y sacudiendo su cabeza como sacándose un mal sueño de su cerebro se dio vuelta hacia mi…….. y pálido me pidió si nos podíamos ir porque estaba congelado….cosa que me pareció mesurada y conveniente de realizar de inmediato, ya que yo tenía la misma gélida sensación en mis flacas piernas.
Mientras caminábamos hacia la “Residencial Inglesa” del Cerro Concepción que compartíamos como huéspedes con mi amigo el Coronel Sutcliffe y su familia, no pude más que ir repasando los detalles de la tragedia que recién había sido testigo, prácticamente el tiempo de regreso me parecieron solo segundos, y no la hora que normalmente tomaba hacer el recorrido. El chico no abrió la boca en todo el camino de regreso. Mi mente estaba llena de imágenes congeladas y ya me imaginaba la que sería mi nueva obra, con su dramatismo y mi rol de testigo presencial me había, prácticamente, hecho memorizar cada detalle, y necesitaba plasmarlo lo más pronto posible.
Ya eran las 6 de la tarde y Valparaíso se veía lleno de líneas y nubarrones de humo de las hogueras de leña que comenzaban a calentar los pobres caseríos del frío viento que azotaba toda la bahía. Al llegar a la casona, ahora ya no importándome mi respetable uniforme, subí las escaleras de la cálida Residencial, de a dos escalones por zancada y lamentablemente sin el saludo de rigor a Madam Hildegard, la vieja dama regente de la casa de huéspedes que indefectiblemente siempre estaba sentada en el sillón Chesterfield de la salita de lectura, junto a una burda imitación y por cierto con una muy pobre maestría, de un juego de té de porcelana, que ella insistía que era de la fabrica inglesa de Burslem, a lo que yo no respaldaba mi negativa sin más argumento que una negación con mi cabeza, ya que no era mi interés de develar esa etapa de mi vida debido a mi pasado anarquista.
Llegue a mi dormitorio, el que por razones obvias miraba a la bahía y tenía un anexo que usaba de taller, para mis trabajos de toda índole, tanto para mis empleadores del Ejército Chileno como mis actividades particulares como cultor de la pintura y el arte en general. 
Ahí estaba el baúl que recién hace 10 horas había sido desembarcado de la Macedonia y mandado a despachar a mi residencia. Ahí se guardaban los materiales que me ayudarían a plasmar rápidamente lo que había visto esta mañana. Le rompí los sellos con muy poca delicadeza por cierto, utilizando un cuchillo corbo que siempre guardo en la cabecera de mi cama, y que usa el ejercito chileno en su infantería….., comienzo a revisar los paquetes, escarbando puedo observar entre los materiales de arte, una flamante botella de whisky escoses Famous Grouse, que puso mi madre Susan Taylor, con una pequeña esquela donde me profesaba su incondicional amor, la que sin dudarlo tome del cuello y destapé casi por instinto, vertiendo el rojizo y aromático liquido adentro del vaso que siempre me deja la criada junto a la jarrita con agua de vertiente sobre la mesita de noche; El primer sorbo fue descontrolado y sin mediar en análisis de lo que bebía, solo pretendía calentar los huesos de mis piernas que se habían helado por permanecer tanto rato a orillas del mar, y además debo reconocer que ya en la intimidad de mi habitación, ese primer sorbo era para fortalecer mis ánimos deshechos de tanto observar los desconsolados rostros de horror de los tripulantes de la tragedia del Arethusa. Monté mi atril y miré por última ves ese día el cielo de Valparaíso, con el objeto de observar lo que en justicia de importancia había sido lo que menos se me había grabado en la mente esa tarde de tragedia…El cielo, el cielo amenazante y tormentoso de Valparaíso, y que indudablemente no se dejaría ver el sol en 2 o 3 días, lo que me permitiría avanzar en los primeros trazos de este proyecto que debía descargar de mi mente. Comencé a trabajar primero las proporciones, las distancias, dando trazos rápidos y suaves con carbón…uhm ya había perdido la costumbre de utilizar un legítimo carbón para dibujar, teniendo por meses que trabajar precariamente y siempre recurrir a ese indígena renegado, el sargento Colipi, el que por cierto es mi muy fiel asistente de oficial, como Teniente de Ingenieros del Ejercito de Chile; A Colipi yo le pido que recolecte entre los fogones de los soldados pequeños tizones que con magistral destreza él arregla con su afilada cuchilla, “pal gringo Gud” como me dice…… Me chocan y aturden aún en mi memoria algunas imágenes de los rostros de las victimas y me admiro como mi mano sobre la tela les plasma el horror en los rostros con tres o cuatro movimientos de mi muñeca… pareciera que cuando se define la silueta en la tela mi mente descansara del dolor de su rostro y este se quedara en la tela, y por fin ya erradicado de mi atormentada memoria……. Me tomo otro baso de ese poderoso brebaje que extraño de mi tierra, ahora eso si…….sintiendo casi en cada parte de mi lengua las abrasadoras y punzantes reacciones, dejando al final su sabor y adormecimiento muy agradable.
Han pasado unas horas y me he escusado con Madame Hildegard de bajar a cenar, lo mismo con los Sutcliffe, con quienes habitualmente compartimos el bajativo, con esos muy dulzones licores franceses que Thomas recibe de regalo de los Generales San Martin y Blanco Encalada, a quienes les presta servicios de secretario. El Cognac es un licor para damiselas y afeminados… pero “a falta de pan buenas son las tortillas” como dicen acá.
Trato de dormir un poco porque me ha vencido el sueño, el mar sigue sonando fuerte y no se ven barcos en la bahía los que han salido a resguardo a mar abierto. Me saco las botas, acomodo mi cuchillo corbo donde debe estar, bajo mi almohada, y casi en segundos comienzo a conciliar el sueño……..pero de pronto….un horrible rostro clamando misericordia montado en el mástil de popa del Arethusa se me presenta en el medio de mi sueño lo que me estremece por completo y me hace incorporarme casi por instinto, dirigiéndome inmediatamente hacia el atril donde está ese ya avanzado bosquejo al carbón en el taller…. Tomo el lápiz de carbón y zas! ras! zas! Dejo plasmado esa espeluznante escena y me libero de ella para siempre en mi mente. Así pasé parte de la noche….hasta que me esforcé por imaginar en mi mente a esa bella dama que conocí en San Fernando….Doña Dolores Ramírez de Arellano y Chacón…..la veía acercando la cuchara de la cazuela a mi boca y yo tratando de no sorberla de manera ordinaria y ruidosa me tragaba la inmensa cuchara de plata española, atrapando el delicioso caldo que según ella me sacaría de las manos de la muerte…. Sus ojos me reconfortaron llenándome de paz, y el recuerdo de sus labios y rostro me hicieron por fin dormir plácidamente y sin sobresaltos.Un poco más tarde que de costumbre, abro mis ojos y de un salto me acerco a la ventana….veo que ha parado el viento, pero llueve profusamente, no solo afuera sino que tengo un par de goteras en mi habitación también, buscando con que atrapar el agua que se dispersa por el piso de tablas, se me viene a la mente mi “pelela” o “pis” que permanecía vacía, y la jarrita de agua de vertiente, la que bebo previamente desde la misma jarra sintiendo una tremenda sed y resaca de los 3 o 4 vasos del Famous Grouse que había bebido…. Contenida el agua me dirijo al taller contiguo donde está mi atril. Ahí está mi boceto del Naufragio del Arethusa…..lo miro como si lo viera por primera ves y su autor fuera un desconocido para mi….Me impresionan los detalles…. Y ese huaso fantástico haciendo su trabajo con inmensa maestría… Se me ocurre dejar un precedente de la presencia de Tommy Sutcliffe como testigo, por lo que tomo uno de mis nuevos carboncillos y sobre una roca, raz, paf! ras! lo dejo plasmado, pero se ve tan solitario siendo un adolecente en esa roca que por lógica ras!, paf!, ras!, zas! Con el carboncillo pongo un elegante marino Inglés con uniforme y apoyado en su espada, soy yo…modestia a parte, me divierte la idea de retratarme como observador de mis pinturas. Bueno comenzaré a darle color con estos nuevos frascos de oleos después del desayuno, ya que especialmente para mi los sirvientes me hacen unos scones, los que devoro con mermeladas de frutos silvestres que traje de mis trabajos en el sur….mermelada de Maqui, Murtilla, Sauco, Calafate y de Higos que es mi preferida con nata de leche de vaca. Hum… En eso, esta tierra esta llena de delicias. Sus frutas son fantásticas!Daré color al “Naufragio del Arethusa” al oleo más tarde ……ahora estoy muerto de hambre…Bajo al comedor y lady Sutcliffe y Tommy ya están tomando desayuno, les saludo con gran cortesía, besándole la mano a Dorotea, hermosa chilena que atrapó a mi compañero y amigo Thomas, preguntándole casi simultáneamente a Tommy si había dormido bien? Y como si me esperaran para comentar esto en el desayuno, Dorotea me indicó…… Tommy tuvo una terrible noche de pesadillas y alucinaciones y que a medida que avanzaba la noche se fue aliviando, se le escuchaba un susurro lastimero que salía de sus labios diciendo…… ”Please paint this guy uncle Charles ¡¡please”!! y luego como obra de un milagro relajaba su rostro de ansiedad y quedaba calmo……al poco rato se repetía su agonía y su posterior relajación, cuando le mencionaba a usted Charles…. Que sucedió ayer entre ustedes dos eh?
Relato escrito por:
Carlos A. Labarca
Tataranieto de Carlos Wood
Ganador del Concurso Relatos de Colección de Celfin Capital y El Museo de Bellas Artes de Chile

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Este relato fue uno de los ganadores de Relatos de Colección del Bicentenario del Museo de Bellas Artes...

Anónimo dijo...

Un relato extraordinario.Realismo, calido y con una vision evocadora de época entrañable. Felicitaciones Carlos por compartirlo con justo orgullo ancestral y con mucho talento en las letras. Juan Ignacio Basterrica S.

Carlos Labarca dijo...

Gracias por tu comentario.

Unknown dijo...

Muy buen relato lo que si nombra que la fragata Atethusa pertenece a la corona inglesa siendo que es una fragata norteamericana, la cual es retratada varías veces en el óleo sobre tela además pinta la bandera norteamericana al revés en los mastiles de la fragatas que se aproximan a la costa de Valparaiso fuera de control.